Básicamente, la Enfermedad Vascular Cerebral, es un trastorno caracterizado por el conjunto de signos y síntomas funcionales y/o estructurales, del sistema nervioso central, en el cual un área de encéfalo se afecta de forma transitoria o permanente, por isquemia o hemorragia, estando uno o más vasos sanguíneos cerebrales afectados por diversos procesos patológicos. Dichas manifestaciones clínicas suelen instaurarse de forma rápida y repentina, originando en el individuo una discapacidad funcional muy importante con carácter normalmente muy grave en las formas hemorragicas. Pueden asentarse en cualquier parte del sistema nervioso central, pero tienen especial predilección por ciertas áreas, como las irrigadas por la arteria cerebral media.
La
Enfermedad Vascular Cerebral, es considerada como una emergencia neurológica
que requiere un diagnostico y tratamiento inmediatos. Para ser considerado como
Enfermedad Vascular Cerebral, las manifestaciones clínicas deben perdurar
siempre por un tiempo superior a las 24 horas. En caso de que el paciente se
recupere en el transcurso de las 24 horas tras el episodio, hablamos de “ataque
isquémico transitorio”, pero no de Enfermedad Vascular Cerebral. El proceso
isquémico cerebral, requiere horas para su instauración y este lapso, al que se
conoce como ventana terapéutica, permite detener y minimizar las reacciones metabólicas
que conducen a la muerte neuronal limitando así el área final de necrosis.
Además,
a la Enfermedad Vascular Cerebral también se le conoce por otros nombres, como
lo son: Ictus, apoplejía, infarto cerebral, ataque cerebral, embolia o
trombosis cerebral. Aunque a los dos últimos términos, no obstante, se refieren
a las distintas causas de Enfermedad Vascular Cerebral.
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